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Categoría: Fabulas La fábula “La zorra y el cuervo” es una de las más conocidas de Esopo, un célebre fabulista griego que vivió aproximadamente entre los siglos VII y VI a. C. Esopo es considerado el padre de la fábula clásica y su legado ha perdurado durante más de dos mil años. Muchas de sus historias fueron recopiladas y adaptadas por otros autores, como Fedro en Roma o La Fontaine en Francia, quienes enriquecieron su estilo con elementos propios de su época. “La zorra y el cuervo” pertenece al repertorio más popular de estas fábulas porque enseña una lección sencilla pero poderosa: no debemos dejarnos llevar por la vanidad ni creer ciegamente en los halagos. A pesar de ser una historia breve, su mensaje ha trascendido generaciones y culturas. Datos interesantes
Breve descripción de la historia Introducción Un cuervo encuentra un apetitoso pedazo de queso y vuela hasta la rama de un árbol para disfrutarlo en paz. Nudo Una astuta zorra, al ver el manjar, desea conseguirlo. En lugar de intentar arrebatárselo por la fuerza, decide engañar al cuervo usando palabras dulces y halagos. Le dice que es un ave hermosa, con un plumaje brillante, y que debe tener una voz maravillosa. Le pide que cante para ella. Desenlace El cuervo, halagado, abre el pico para cantar y el queso cae. La zorra lo atrapa y se marcha, dejándolo sin palabras y sin merienda. Descripción de los personajes principales
La zorra y el cuervo En lo alto de un frondoso árbol, bajo el sol radiante de una mañana tranquila, un cuervo encontró un trozo de queso olvidado por algún descuidado caminante. Era grande, cremoso, fragante, de esos que solo con mirarlos ya se saborean. Sin pensarlo dos veces, el cuervo tomó el queso en su pico y voló a lo alto, a una rama donde pudiera estar solo y disfrutarlo en paz. El cuervo era un ave orgullosa. Su plumaje era negro como la noche, brillaba al reflejo de la luz del día, y su andar por las alturas le hacía sentirse superior. Mientras observaba desde su rama, satisfecho por su hallazgo, no se percató de que no estaba solo. Desde unos arbustos cercanos, una zorra lo había estado observando. Era una zorra delgada, de mirada vivaz, pelaje rojizo, orejas alertas y con el estómago vacío. Llevaba días sin probar bocado, y ese trozo de queso le pareció el mejor manjar del mundo. Pero sabía que no podía escalar el árbol ni alcanzar al cuervo por la fuerza. —Tendré que usar el ingenio —se dijo a sí misma con una sonrisa. Se acercó al pie del árbol y, fingiendo admiración, levantó la cabeza hacia el cuervo. —¡Oh, qué visión tan sublime! —exclamó—. ¡Qué plumaje tan elegante, qué porte tan majestuoso! No había visto nunca un ave tan imponente. Tus alas parecen hechas de sombra y plata. Estoy segura de que tu voz es igual de hermosa que tu figura. Si tan solo pudieras cantar para mí, confirmaría que eres el rey de las aves. El cuervo la miró desde arriba. Al principio, dudó. Pero luego, sintió cómo se inflaba su pecho de orgullo. Aquellas palabras lo halagaban profundamente. Nadie lo había elogiado así antes. Sus plumas se erizaron de vanidad. ¿Cómo negarse a complacer a alguien que tanto lo admiraba? Olvidando por completo el queso que tenía en el pico, el cuervo abrió la boca y se dispuso a cantar. Pero en cuanto emitió el primer graznido, el trozo de queso cayó desde su pico y fue a dar directamente a las fauces de la astuta zorra. Ella lo atrapó con rapidez, lo masticó con gusto y, antes de marcharse, miró al cuervo con una sonrisa burlona. —Gracias por el queso, amigo. ¡Y recuerda! No confíes en quien solo te alaba. La adulación muchas veces esconde un interés. Y así, con el queso en el estómago y una lección aprendida, el cuervo se quedó en su rama, avergonzado y hambriento. Preguntas de comprensión lectora
Respuestas a las preguntas de comprensión lectora
Reflexión final Leer la fábula de “La zorra y el cuervo” nos deja una sensación de sorpresa, pero también una valiosa advertencia. En un mundo donde muchas veces las palabras bonitas pueden nublar nuestro juicio, esta historia nos invita a mantener la mente clara y los pies en la tierra. Disfrutar de un elogio está bien, pero debemos aprender a diferenciar entre el aprecio genuino y el interés disfrazado de afecto. Análisis de la moraleja La lección moral de esta fábula es directa y poderosa: no debemos dejarnos llevar por los halagos, especialmente si vienen de alguien desconocido o en una situación sospechosa. El cuervo, por dejarse seducir por palabras bonitas, pierde su queso y queda en ridículo. La moraleja nos recuerda que el orgullo puede ser una debilidad si no lo sabemos controlar. Preguntas para reflexionar
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