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Categoría: Leyendas "La Planchada" es una leyenda urbana de origen mexicano, especialmente popular en la zona centro del país, como la Ciudad de México y Puebla. Aunque no posee un autor específico, esta leyenda se ha transmitido de generación en generación de manera oral, formando parte de la rica tradición de relatos de terror mexicanos. Existen múltiples adaptaciones de esta historia, tanto en programas de televisión, series de radio, libros de leyendas, e incluso videos en plataformas digitales como YouTube. Su popularidad radica en la combinación de elementos de terror y misterio con un trasfondo trágico y humano. Datos interesantes
Descripción breve de la historia Introducción: En un hospital del centro de México, los pacientes internados de gravedad comienzan a reportar la visita de una misteriosa enfermera que los cuida por las noches. Nudo: La historia revela que la enfermera es el espíritu de una mujer que en vida fue muy dedicada, pero que murió de tristeza tras ser traicionada por su amado médico. Desenlace: Desde entonces, su alma en pena deambula por los hospitales buscando redimirse, ayudando a los enfermos más necesitados. Descripción de los personajes principales La Planchada: Enfermera joven, dedicada y obsesiva con su labor. Tras sufrir una desilusión amorosa, muere de tristeza y regresa como espíritu para atender a los enfermos. El médico: Hombre joven y encantador que enamora a la enfermera, pero la abandona tras prometerle matrimonio. Pacientes del hospital: Personas graves o moribundas que reciben la inesperada y milagrosa ayuda de La Planchada. La planchada Hace muchos años, en uno de los hospitales más antiguos de la ciudad de México, trabajaba una enfermera llamada Eulalia. Era conocida por su belleza y su impecable uniforme blanco, siempre planchado a la perfección. Su andar era elegante, su sonrisa serena y sus manos, suaves y cálidas, daban consuelo a los pacientes más angustiados. La llamaban "La Planchada" porque su uniforme nunca se veía arrugado, siempre como recién almidonado. Eulalia no solo era dedicada a su trabajo, sino también al amor. Había conocido a un joven médico recién llegado al hospital, el doctor Joaquín, un hombre apuesto, con sonrisa encantadora y promesas dulces que embelesaron el corazón de la enfermera. Día tras día, compartían turnos largos en las salas de urgencias, atendiéndose con miradas cómplices entre los enfermos. Una noche, bajo la tenue luz de las lámparas de gas del hospital, Joaquín tomó sus manos y le prometió amor eterno. Le juró matrimonio, hijos y un futuro juntos. Eulalia no podía creer tanta felicidad. El rumor de su romance corrió por los pasillos del hospital como pólvora encendida, y todos apostaban a que serían la pareja perfecta. Pero el destino tenía otros planes. Al poco tiempo, Joaquín solicitó su traslado a otro hospital en Veracruz, prometiendo volver en un mes para casarse con Eulalia. Las semanas pasaron y de Joaquín no hubo noticia. Eulalia escribía cartas, todas sin respuesta. La tristeza comenzó a consumirla lentamente; su sonrisa desapareció, sus ojos se apagaron. Sus compañeros notaron cómo sus pasos perdían firmeza y su rostro se volvía pálido como la cera. Un día, llegó la noticia devastadora: Joaquín se había casado en Veracruz con una joven rica de familia influyente. Eulalia no soportó la traición. Su corazón se rompió en mil pedazos y cayó en una profunda depresión. Dejó de comer, de hablar, de vivir. Murió pocas semanas después en su misma sala de hospital. Desde entonces, comenzaron a ocurrir hechos extraños en el hospital. Los pacientes graves aseguraban que una enfermera con uniforme impecable los atendía por las noches. Algunos decían que sentían sus manos frías pero amables colocarles paños húmedos en la frente; otros afirmaban que les ajustaba las cobijas o les administraba inyecciones calmantes. Cuando preguntaban a las enfermeras de turno por la misteriosa dama, nadie sabía de quién hablaban. El rumor creció: Eulalia había regresado, convertida en alma en pena, condenada a vagar por los pasillos eternamente, buscando redimirse de su tristeza ayudando a los enfermos. Los médicos nuevos eran advertidos: si veían a una joven enfermera con rostro melancólico y uniforme perfecto, debían respetarla, pues era La Planchada. Años después, testimonios siguieron acumulándose. Algunos pacientes graves contaban haber visto a la enfermera sentada a su lado, susurrándoles palabras de consuelo. Otros aseguraban que su fiebre bajó milagrosamente tras sus cuidados nocturnos. Pero no todos los relatos eran pacíficos. Algunos decían que cuando una enfermera real no cumplía bien su trabajo o descuidaba a un paciente, La Planchada se aparecía para reprenderla. Una auxiliar afirmó haber sido empujada levemente en la sala de urgencias tras dejar caer unas vendas al suelo. Las historias crecieron tanto que otros hospitales comenzaron a reportar apariciones similares. Se decía que La Planchada había extendido su misión de cuidar enfermos a otros lugares donde la negligencia médica era común. Así, en cada guardia nocturna, en cada pasillo solitario, algunos aún creen sentir su perfume leve, a almidón y lavanda, o ver su silueta blanca deslizándose en la penumbra, vigilante, eterna, planchada. Preguntas de comprensión lectora
Respuestas a las preguntas de comprensión lectora
Reflexión Leer "La Planchada" nos deja una sensación de misterio y melancolía. Es una historia donde el amor traicionado transforma a una persona bondadosa en un espíritu que sigue haciendo el bien incluso después de la muerte. Nos recuerda cómo las emociones humanas pueden trascender incluso la vida misma. La moraleja Las promesas rotas y la traición pueden tener consecuencias profundas e irreparables. A la vez, el deseo de ayudar y cuidar puede convertirse en una misión eterna cuando el alma queda atrapada por el dolor. Preguntas para reflexionar ¿Crees que es posible que las emociones humanas permanezcan después de la muerte? ¿Qué importancia tiene cumplir con la palabra que damos a los demás? ¿Cómo podrías actuar en tu vida diaria para evitar causar daño emocional a otros? Glosario
Almidonado: Tratamiento con almidón que da rigidez y brillo a la ropa. Melancólico: Estado de tristeza o nostalgia profunda. Penumbra: Espacio iluminado débilmente. Urgencias: Área hospitalaria donde se atienden casos graves. Redimirse: Liberarse de una culpa o falta.
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