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Categoria: Fabulas "El viento y el sol" es una de las fábulas más conocidas atribuidas a Esopo, un esclavo y narrador griego que vivió aproximadamente en el siglo VI a.C. Sus fábulas se han transmitido oralmente durante siglos y han sido traducidas a múltiples idiomas. Cada una de sus historias encierra una moraleja que, pese al paso del tiempo, sigue siendo relevante para la vida cotidiana y la formación de valores. Esta fábula, en particular, pone en contraste la fuerza bruta con la persuasión, demostrando cuál tiene mayor efecto sobre el comportamiento humano. La fábula también fue versionada por autores posteriores como Jean de La Fontaine y Iván Krylov, quienes adaptaron sus enseñanzas para sus respectivas culturas, manteniendo el mensaje esencial. Datos interesantes
Breve descripción de la historia Introducción: El Sol y el Viento discuten sobre quién es más fuerte. Nudo: Para resolver su disputa, deciden hacer una competencia: quien logre quitarle antes el abrigo a un viajero que pasa por el camino será el más poderoso. Desenlace: El Viento sopla con fuerza, pero cuanto más lo hace, más se aferra el hombre a su abrigo. Luego el Sol brilla cálidamente, y con su calor suave, el hombre se lo quita voluntariamente. El Sol demuestra que la gentileza supera a la fuerza. Descripción de los personajes principales
El viento y el sol Había una vez, en los cielos azules del mundo, dos viejos conocidos que solían observar la tierra desde lo alto: el Viento y el Sol. Ambos eran poderosos a su manera y, como suele pasar entre los que comparten una misión similar, a veces se enfrascaban en pequeñas discusiones sobre quién de los dos era más fuerte. Una mañana, mientras la naturaleza se desperezaba, los dos comenzaron a debatir con más intensidad que de costumbre. El Viento, alardeando de su capacidad para agitar los mares, derribar árboles y levantar techos, decía: —¡No hay duda! Yo soy el más fuerte. Cuando soplo con furia, el mundo entero me escucha. ¿Y tú? Solo brillas y calientas un poco. El Sol, tranquilo como siempre, respondió: —La fuerza no se mide por el ruido que hace ni por los daños que causa, sino por los resultados que obtiene. El Viento se rió con un silbido burlón. —¿Resultados? ¡Vamos a demostrarlo ahora mismo! Mira, ahí abajo va un hombre caminando por el sendero, con su abrigo cerrado. El que logre quitárselo, será el más poderoso. El Sol aceptó el desafío, y el Viento pidió ser el primero en intentarlo. —¡Prepárate para ver el poder verdadero! El Viento descendió desde lo alto, soplando con furia. Lanzó ráfagas de aire helado contra el viajero, intentando arrancarle el abrigo a la fuerza. Pero cuanto más soplaba, más se sujetaba el hombre a su ropa, cerrándola con fuerza, encogiendo los hombros, resistiendo cada embestida. El Viento, enfurecido, sopló más fuerte aún, pero fue inútil. El abrigo seguía en su lugar. Finalmente, cansado y frustrado, el Viento se retiró. —¡A ver qué puedes hacer tú, con tu tibieza inútil! —gruñó. El Sol, sin decir palabra, comenzó a brillar suavemente. Sus rayos eran cálidos, dulces, agradables. Poco a poco, el Viajero sintió cómo la temperatura subía, cómo la brisa ya no era tan fría. Sus pasos se hicieron más tranquilos y su rostro, antes fruncido por el viento, se relajó. En cuestión de minutos, el Viajero se detuvo. Con una sonrisa, se quitó el abrigo y lo colgó en su brazo. Siguió su camino sin prisa, disfrutando del calor agradable. El Sol miró al Viento y le dijo: —La amabilidad y la calidez pueden más que la fuerza. A veces, para lograr que otros cambien, no hay que obligar, sino inspirar. Desde aquel día, el Viento comprendió que su poder, aunque imponente, no siempre era efectivo. Y aunque seguía soplando con fuerza cuando era necesario, ya no menospreciaba la luz suave del Sol. Y así, en lo alto del cielo, el Sol y el Viento siguieron su curso, cada uno cumpliendo su papel, pero con una nueva admiración mutua y una lección aprendida. Preguntas de comprensión lectora
Respuestas a las preguntas de comprensión lectora
Reflexión Esta fábula nos deja una enseñanza profunda y universal: no siempre se logra más con fuerza o imposición. Muchas veces, un gesto amable, una palabra suave o una actitud compasiva tienen un efecto más poderoso y duradero. A través de una historia sencilla, comprendemos cómo las acciones suaves pueden vencer las más ruidosas y agresivas. La moraleja de esta fábula es clara: “La suavidad y la amabilidad logran lo que la fuerza no puede.” Es un mensaje que invita a reflexionar sobre nuestras actitudes diarias, sobre cómo tratamos a los demás y cómo intentamos lograr nuestros objetivos. Forzar a otros rara vez trae buenos resultados; en cambio, la comprensión y el respeto abren caminos que la violencia no puede. Preguntas para reflexionar
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