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Categoría: Fabulas El burro con piel de león es una fábula atribuida a Esopo, un célebre fabulista de la Antigua Grecia cuya obra ha trascendido por siglos gracias a su sabiduría moral y estructura narrativa sencilla. Esopo vivió aproximadamente entre los siglos VII y VI a.C., y aunque su existencia real es debatida, su legado se mantiene vivo a través de cientos de fábulas que ilustran comportamientos humanos a través de animales y situaciones cotidianas. Esta fábula en particular ha sido adaptada en múltiples culturas y épocas, lo que demuestra su universalidad y vigencia. Datos interesantes
Breve descripción de la historia Introducción: Un burro encuentra por casualidad una piel de león abandonada en el campo. Nudo: Se la pone y empieza a asustar a los animales del bosque, quienes creen que es un verdadero león. Desenlace: Sin poder contener su entusiasmo, el burro rebuzna y delata su verdadera identidad. Todos descubren el engaño y se burlan de él. Descripción de los personajes principales
El burro con piel de león En un cálido día de verano, mientras los campos eran acariciados por la brisa y el sol brillaba sobre la tierra, un burro caminaba por la linde del bosque. Era un burro común, de paso lento, orejas largas y mirada cansada. Había pasado la mañana cargando sacos de grano, como lo hacía todos los días, sin recibir elogios ni agradecimientos. Se sentía invisible, ignorado por todos, mientras otros animales como el león o el caballo recibían respeto y admiración. Cansado y algo frustrado por su existencia humilde, el burro decidió descansar bajo un árbol. Fue entonces cuando, entre los matorrales, descubrió algo inesperado: una piel de león, seca por el sol, olvidada quizás por un cazador o abandonada tras una feria. Al principio se asustó, pero al ver que no había peligro, se acercó y la tocó con la pezuña. Luego la observó más de cerca, la olfateó, y entonces una idea se le cruzó por la mente. —¿Y si me la pongo? —se dijo—. Todos me respetarían. Todos pensarían que soy poderoso, fuerte, y no este burro torpe que nadie toma en serio. Con algo de esfuerzo, se envolvió con la piel. Le quedaba grande, pero cubría bien su cuerpo. Se miró en el reflejo de un charco y, para su sorpresa, su silueta era impresionante. ¡Parecía un león! Al principio se movía con torpeza, pero poco a poco empezó a andar con más seguridad. Se adentró en el bosque y se acercó a una pequeña manada de ciervos. Al verlo, todos corrieron despavoridos. El burro no podía creerlo. —¡Funcionó! —pensó jubiloso—. ¡Creen que soy un león! Durante el resto del día, el burro con piel de león asustó a aves, conejos, zorros y hasta un par de campesinos. Se sentía grande, poderoso, temido. Nunca en su vida había experimentado algo similar. Pero la emoción lo sobrepasó. En uno de sus recorridos triunfales, al ver huir a una familia de ardillas, no pudo contener su alegría. —¡Hiiiiiaaaahhhh! —rebuznó con fuerza. El sonido retumbó entre los árboles. No era el rugido de un león, sino el rebuzno de un burro. Los animales se detuvieron. Algunos regresaron con cautela. Lo observaron con atención. —¡Es un burro! —gritó una liebre—. ¡Un burro disfrazado! Las risas se multiplicaron. El ciervo que había huido regresó con otros animales. El zorro se acercó y, con una sonrisa astuta, tiró de la piel. Quedó al descubierto el burro, avergonzado, cabizbajo. —Creíste que una piel te haría rey —le dijo el zorro—, pero tu voz te delató. No se puede engañar a todos por siempre. Humillado, el burro se quitó la piel y regresó a su vida cotidiana. Ya no buscaba ser temido. Ahora entendía que la verdadera dignidad no viene de aparentar, sino de aceptar quién se es con sinceridad. Preguntas de comprensión lectora
Respuestas a las preguntas de comprensión lectora
Reflexión final Leer esta fábula nos deja una experiencia enriquecedora. A través de un relato breve y sencillo, se nos invita a pensar en la autenticidad, en el valor de aceptarnos tal como somos y en los riesgos de querer aparentar algo solo por deseo de aprobación o poder. Análisis de la moraleja La moraleja de El burro con piel de león es clara: "Aunque te disfraces, tu esencia siempre saldrá a la luz". La historia nos recuerda que las apariencias pueden impresionar por un tiempo, pero la verdad termina por revelarse. Fingir ser algo que no somos puede traer consecuencias embarazosas, especialmente cuando lo hacemos por orgullo o vanidad. Esta enseñanza sigue siendo actual en un mundo donde la imagen muchas veces parece valer más que la sinceridad. Preguntas para reflexionar
Preguntas para reflexionar
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