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Categoría: Fabulas La fábula El asno y la carga de sal se atribuye al célebre fabulista griego Esopo, quien vivió alrededor del siglo VI a.C. Esopo es considerado el padre de la fábula clásica, un género literario que transmite enseñanzas morales a través de historias breves protagonizadas, generalmente, por animales que actúan como seres humanos. Esta fábula, como muchas otras de su repertorio, fue transmitida oralmente durante siglos y ha sido adaptada por diversos autores como Jean de La Fontaine o Félix María Samaniego. Su mensaje sigue vigente hoy en día por la claridad con la que muestra las consecuencias del engaño y la pereza. Datos interesantes
Descripción breve de la historia Introducción: Un asno transportaba sacos de sal cruzando un río. Durante el trayecto, resbaló accidentalmente, lo que provocó que parte de la sal se disolviera y la carga se aligerara. Nudo: Al notar el beneficio del accidente, el asno decidió repetir el truco al día siguiente, arrojándose al río intencionalmente para aligerar su carga. Desenlace: El comerciante, molesto por el engaño del animal, le puso sacos de esponjas la siguiente vez. Cuando el asno volvió a lanzarse al agua, las esponjas se llenaron de agua, y la carga fue mucho más pesada. Así aprendió que el engaño y la pereza tienen sus consecuencias. Personajes principales
El asno y la carga de sal Había una vez, en una pequeña villa costera, un comerciante que se dedicaba a transportar sal desde los almacenes junto al mar hasta los pueblos del interior. Para esto, utilizaba un asno fuerte, aunque no especialmente trabajador. Todos los días, al alba, el comerciante cargaba a su asno con sacos pesados de sal, y juntos emprendían el viaje, cruzando ríos, senderos empedrados y caminos largos hasta llegar a su destino. Un día, mientras cruzaban un río poco profundo pero de corriente firme, el asno, cansado del peso sobre su lomo, resbaló. Sus patas se deslizaron sobre unas piedras húmedas, y cayó al agua. Cuando logró reincorporarse y salir a la orilla, notó algo inesperado: la carga ya no pesaba tanto. Una buena parte de la sal se había disuelto en el agua. El viaje, que antes era duro, se volvió repentinamente más llevadero. Aunque su dueño no dijo nada, el asno pensó que quizás ese accidente podía ser algo útil para futuras ocasiones. Al día siguiente, en cuanto llegaron al mismo río, el asno, recordando el alivio del día anterior, decidió repetir el "accidente". Esta vez, fingió un tropezón y se dejó caer al agua. Nuevamente, parte de la sal se disolvió, y la carga se redujo. El comerciante sospechó, pero no dijo nada. Durante varios días, el asno repitió la misma artimaña. Cada vez que llegaban al río, tropezaba de manera exagerada y se dejaba caer al agua, asegurándose de que la sal se mojara lo suficiente para perder peso. El comerciante observó con atención. No era tonto. Pronto comprendió que el animal lo estaba engañando para evitar el trabajo. Cansado de las tretas del asno, ideó una lección que no olvidaría. A la mañana siguiente, en lugar de llenar los sacos con sal, los llenó con esponjas secas. El asno, confiado, pensó que aquel sería otro día fácil. Al llegar al río, como siempre, se lanzó fingiendo torpeza. Pero esta vez, cuando se incorporó, sintió algo inesperado: la carga pesaba el doble, incluso más que la sal. Las esponjas se habían empapado completamente de agua y se convirtieron en una carga mucho más pesada. El asno, jadeando, tuvo que soportar el peso extra todo el camino hasta el pueblo. Su engaño le costó caro. Esa fue la última vez que intentó burlar el trabajo. A partir de entonces, cruzaba el río con cuidado, sin fingir resbalones ni accidentes. Así, el comerciante enseñó a su asno que quien trata de engañar para evitar el esfuerzo, puede terminar haciendo el doble de trabajo. Preguntas de comprensión lectora
Respuestas a las preguntas de comprensión lectora
Reflexión Leer esta fábula nos recuerda que, muchas veces, el camino fácil no es el mejor. Aunque al principio el truco del asno pareció una solución ingeniosa para evitar el esfuerzo, a la larga, su comportamiento le trajo una consecuencia aún más difícil de soportar. A través de un cuento sencillo, Esopo nos enseña que el trabajo honesto y la responsabilidad son valores fundamentales. Análisis de la moraleja La moraleja nos advierte sobre las consecuencias de evitar nuestras obligaciones mediante el engaño. En lugar de beneficiarnos, esos actos pueden volverse en nuestra contra. También muestra cómo quienes nos rodean —como el comerciante en la historia— pueden enseñarnos con firmeza, pero con sabiduría, que todo acto tiene su consecuencia. La lección también se relaciona con la educación, donde los errores, si se abordan con inteligencia, pueden convertirse en aprendizajes duraderos. Preguntas para reflexionar:
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