|
Categoría: Poemas La vida y la muerte son temas universales que han inspirado a los grandes poetas desde tiempos remotos. Estos sentimientos tan íntimos encuentran en la brevedad poética un vehículo perfecto para expresar emociones profundas. A continuación, exploramos cinco poemas cortos, significativos y altamente buscados, en lengua española o traducidos, acompañados de su análisis literario. ¡Cómo de entre mis manos te resbalas! Autor: Francisco de Quevedo (1580–1645) ¡Cómo de entre mis manos te resbalas! ¡Oh, cómo te deslizas, edad mía! ¡Qué mudos pasos traes, oh, muerte fría, pues con callado pie todo lo igualas! Feroz, de tierra el débil muro escalas, en quien lozana juventud se fía; mas ya mi corazón del postrer día atiende el vuelo, sin mirar las alas. ¡Oh, condición mortal! ¡Oh, dura suerte! ¡Que no puedo querer vivir mañana sin la pensión de procurar mi muerte! Cualquier instante de la vida humana es nueva ejecución, con que me advierte cuán frágil es, cuán mísera, cuán vana. Análisis: El poema plantea el tema central de la fugacidad de la vida. El hablante lirico observa el inevitable ascenso de la muerte; el conflicto radica en la tensión entre el deseo de vivir y la conciencia de la fragilidad. El soneto, con su métrica rigurosa y ritmo pausado, refuerza el tono sombrío. Las metáforas fortalecen la idea de que la muerte “con callado pie todo lo iguala”. Autor: Francisco de Quevedo (1580–1645) Voz: Hablante reflexivo, consciente del paso del tiempo. Tono: Melancólico y contemplativo. Recursos: Soneto, anáfora (“¡Cómo…”), metáfora del tiempo como ladrón. Estructura: Soneto clásico (14 versos endecasílabos, rima consonante). Remordimiento por cualquier muerte Autor: Jorge Luis Borges (1899–1986) Libre de la memoria y de la esperanza, ilimitado, abstracto, casi futuro, el muerto no es un muerto: es la muerte. Como el Dios de los místicos, de Quien deben negarse todos los predicados, el muerto ubicuamente ajeno no es sino la perdición y ausencia del mundo. Todo se lo robamos, no le dejamos ni un color ni una sílaba: aquí está el patio que ya no comparten sus ojos, allí la acera donde acechó su esperanza. Hasta lo que pensamos podría estarlo pensando él también; [Aun lo que pensamos podría estar pensándolo él; nos hemos repartido como ladrones el caudal de las noches y de los días. Análisis: El poema trata la abstracción radical de la muerte. La voz lírica se distancia de lo particular para hablar del concepto universal. El conflicto radica en la imposibilidad de definir al muerto como persona, ya que ha devenido muerte misma. Se percibe un tono frío, filosófico y cercano al ensayo. Los recursos lingüísticos (elipsis, antítesis, paréntesis conceptual) crean un ritmo reflexivo. Voz: Universal, filosófica. Tono: Abstracto, reflexivo. Recursos: Paradoja (“el muerto no es un muerto”), sinestesia. Estructura: Poema libre, versos largos, ritmo discursivo. Morir — lleva muy poco tiempo — (Emily Dickinson Autor: Emily Dickinson (1830–1886) Morir — lleva muy poco tiempo -- Se dice que no duele -- Tan sólo es un desmayo — por etapas -- queda después — fuera de vista -- Un Lazo más oscuro — por un Día -- Apenas un Crespón en el Sombrero -- y luego la preciosa luz del sol -- nos ayuda a olvidar -- al ausente — la mística — criatura —… Análisis: El tema central es la transición de la vida a la muerte, vista como un proceso breve y natural. El conflicto es emocional: la pérdida se atenúa con el tiempo. La voz es personal y cercana; el tono, tranquilo y consuela. Recursos como la metáfora del “desmayo” permiten sublimar el miedo. La métrica irregular y las pausas dan musicalidad íntima Voz: Íntima, próxima. Tono: Sereno, casi reconfortante. Recursos: Metáfora (“desmayo”), personificación de la luz. Estructura: Versos libres con ritmo interno pausado. ¿Quién muere? Autor: Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca. No arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce. Muere lentamente quien hace de la televisión su gurú. Muere lentamente quien evita una pasión, quien prefiere el negro sobre blanco y los puntos sobre las «íes» a un remolino de emociones, justamente las que rescatan el brillo de los ojos, sonrisas de los bostezos, corazones a los tropiezos y sentimientos. Muere lentamente quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos. Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en si mismo. Muere lentamente quien destruye su amor propio, quien no se deja ayudar. Muere lentamente, quien pasa los días quejándose de su mala suerte o de la lluvia incesante. Muere lentamente, quien abandona un proyecto antes de iniciarlo, no preguntando de un asunto que desconoce o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe. Evitemos la muerte en suaves cuotas, recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar. Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos una espléndida felicidad. Un gato en un piso vacío Autor: Wisława Szymborska (trad. Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia) Porque qué puede hacer un gato en un piso vacío. Trepar por las paredes. Restregarse entre los muebles. Parece que nada ha cambiado y, sin embargo, ha cambiado. Que nada se ha movido, pero está descolocado. Y por la noche la lámpara ya no se enciende. Se oyen pasos en la escalera, pero no son ésos. La mano que pone el pescado en el plato tampoco es aquella que lo ponía. Hay algo aquí que no empieza a la hora de siempre. Hay algo que no ocurre como debería. Aquí había alguien que estaba y estaba, que de repente se fue e insistentemente no está. Se ha buscado en todos los armarios. Se ha recorrido la estantería. Se ha husmeado debajo de la alfombra y se ha mirado. Incluso se ha roto la prohibición y se han desparramado los papeles. Qué más se puede hacer. Dormir y esperar. Ya verá cuando regrese, ya verá cuando aparezca. Se va a enterar de que eso no se le puede hacer a un gato. Irá hacia él como si no quisiera, despacito, con las patas muy ofendidas. Y nada de saltos ni maullidos al principio. Análisis: El poema aborda el duelo desde la perspectiva de un ser vulnerable. El conflicto es emocional: la incomprensión de la muerte y la soledad resultante. La voz empática y el tono suave traspasan la barrera humano-animal. La estructura breve crea un fuerte impacto emocional; los recursos generan cercanía y ternura Voz: Observador, casi sapiencial. Tono: Dulce‑triste, evocador. Recursos: Personificación, contraste espacial-emotivo. Estructura: Poema breve narrativo. Un gato en un piso vacío Autor: Wisława Szymborska (trad. Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia) Morir, eso no se le hace a un gato. Porque qué puede hacer un gato en un piso vacío. Trepar por las paredes. Restregarse entre los muebles. Parece que nada ha cambiado y, sin embargo, ha cambiado. Que nada se ha movido, pero está descolocado. Y por la noche la lámpara ya no se enciende. Se oyen pasos en la escalera, pero no son ésos. La mano que pone el pescado en el plato tampoco es aquella que lo ponía. Hay algo aquí que no empieza a la hora de siempre. Hay algo que no ocurre como debería. Aquí había alguien que estaba y estaba, que de repente se fue e insistentemente no está. Se ha buscado en todos los armarios. Se ha recorrido la estantería. Se ha husmeado debajo de la alfombra y se ha mirado. Incluso se ha roto la prohibición y se han desparramado los papeles. Qué más se puede hacer. Dormir y esperar. Ya verá cuando regrese, ya verá cuando aparezca. Se va a enterar de que eso no se le puede hacer a un gato. Irá hacia él como si no quisiera, despacito, con las patas muy ofendidas. Y nada de saltos ni maullidos al principio. Análisis: El poema aborda el duelo desde la perspectiva de un ser vulnerable. El conflicto es emocional: la incomprensión de la muerte y la soledad resultante. La voz empática y el tono suave traspasan la barrera humano-animal. La estructura breve crea un fuerte impacto emocional; los recursos generan cercanía y ternura. Voz: Observador, casi sapiencial. Tono: Dulce‑triste, evocador. Recursos: Personificación, contraste espacial-emotivo. Estructura: Poema breve narrativo. Conclusión Estos cinco poemas, variados en época, estilo y voz, comparten una fuerza emocional condensada en pocas líneas. Desde la reflexión severa de Quevedo hasta el consuelo de Dickinson o la ternura de Szymborska, se confirma que lo breve puede ser universal y profundo. Estos poemas nos invitan a meditar sobre la vida, la muerte y el valor de cada instante. Glosario
0 Comentarios
Your comment will be posted after it is approved.
Leave a Reply. |
Categorías
All
|