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Categoría: Poemas Gabriela Mistral, seudónimo de Lucila Godoy Alcayaga (1889–1957), fue una destacada poeta chilena, maestra y diplomática. En 1945 se convirtió en la primera mujer latinoamericana en recibir el Nobel de Literatura, gracias a una obra impregnada de ternura, maternidad, amor y dolor. Su voz poética, a la vez intimista y universal, sigue movilizando lectores en todo el mundo. Su trayectoria literaria atravesó múltiples facetas: el desamor, la infancia, la naturaleza, el amor sacrificado y la infancia. A través de símbolos sencillos y un lenguaje musical, Mistral edificó una poesía breve pero intensa, ideal para recitar, enseñar o dedicar en ocasiones especiales. Aquí presentamos cinco de sus poemas más buscados, ideal tanto para iniciarse como para disfrutar de su fuerza emotiva y estructural. Riqueza Tengo la dicha fiel y la dicha perdida: la una como rosa, la otra como espina. De lo que me robaron no fui desposeída; tengo la dicha fiel y la dicha perdida, y estoy rica de púrpura y de melancolía. ¡Ay, qué amante es la rosa y qué amada la espina! Como el doble contorno de dos frutas mellizas, tengo la dicha fiel y la dicha perdida. Análisis
El amor que calla Si yo te odiara, mi odio te daría en las palabras, rotundo y seguro; ¡pero te amo y mi amor no se confía a este hablar de los hombres tan oscuro! Tú lo quisieras vuelto un alarido, y viene de tan hondo que ha deshecho su quemante raudal, desfallecido, antes de la garganta, antes del pecho. Estoy lo mismo que estanque colmado y te parezco un surtidor inerte. ¡Todo por mi callar atribulado que es más atroz que entrar en la muerte! Análisis
Amor, amor Anda libre en el surco, bate el ala en el viento, late vivo en el sol y se prende al pinar. No te vale olvidarlo como al mal pensamiento: ¡lo tendrás que escuchar! Habla lengua de bronce y habla lengua de ave, ruegos tímidos, imperativos de amar. No te vale ponerle gesto audaz, ceño grave: ¡lo tendrás que hospedar! Gasta trazas de dueño; no le ablandan excusas. Rasga vasos de flor, hiende el hondo glaciar. No te vale decirle que albergarlo rehúsas: ¡lo tendrás que hospedar! Tiene argucias sutiles en la réplica fina, argumentos de sabio, pero en voz de mujer. Ciencia humana te salva, menos ciencia divina: ¡le tendrás que creer! Te echa venda de lino; tú la venda toleras; te ofrece el brazo cálido, no le sabes huir. Echa a andar, tú le sigues hechizada aunque vieras ¡que eso para en morir! Análisis
Dame la mano Dame la mano y danzaremos; dame la mano y me amarás. Como una sola flor seremos, como una flor, y nada más... El mismo verso cantaremos, al mismo paso bailarás. Como una espiga ondularemos, como una espiga, y nada más... Te llamas Rosa y yo Esperanza; pero tu nombre olvidarás, porque seremos una danza en la colina y nada más... Análisis
Yo canto lo que tú amabas Yo canto lo que tú amabas, vida mía, por si te acercas y escuchas, vida mía, por si te acuerdas del mundo que viviste, al atardecer yo canto, sombra mía. Yo no quiero enmudecer, vida mía. ¿Cómo sin mi grito fiel me hallarías? ¿Cuál señal, cuál me declara, vida mía? Soy la misma que fue tuya, vida mía. Ni lenta ni trascordada ni perdida. Acude al anochecer, vida mía; ven recordando un canto, vida mía… Te espero sin plazo ni tiempo… Llámame a donde tú eres, alma mía, y marcha recto hacia mí, compañero. Análisis
Conclusión Estos cinco poemas breves condensan lo mejor de la poesía de Gabriela Mistral: su sensibilidad hacia el amor, la pérdida, la infancia y la memoria. A través de estructuras simples, ritmo musical y recursos expresivos potentes, Mistral construye imágenes y sentimientos que conectan con el lector. Su obra sigue vigente por su capacidad de llegar al corazón con pocas palabras, pero cargadas de profundidad. Glosario
Gabriela Mistral
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